martes, 30 de junio de 2015

Sentimientos infantiles

Igual que creamos roles en función del sexo, creo que lo hacemos también para niños y adultos. Hay cosas que los niños deben de hacer y otras que deben de hacer los adultos. También marcamos con lo que deben de disfrutar, y lo que deben de sentir.

Es tan evidente este efecto que yo puedo decir cuando una actitud es adulta o infantil, cuando una actividad es adulta o infantil, de igual manera que puedo decir cuando un hombre es de hombre o de mujer o cuando una actividad es más común para un sexo o para otro. Y siento que esto ocurre también con los sentimientos. Identifico algunos de mis sentimientos como infantiles.

Marcarlos de esta manera implica que no me atrevo a compartirlos, e incluso que trate de negármelos o evitarlos. Cuando se tratan de sentimientos positivos como el entusiasmo ante algo o la alegría, todavía parecen que pueden ser bien aceptados. Pero cuando son negativos, como el miedo o la tristeza parece que debería de resultar fácil descartarlos, y que eso debe de ser el único final para dichos sentimientos.

Pero no se puede tener la parte buena sin tener la parte mala. No se puede disfrutar de las pequeñas cosas si no se echan de menos cuando no están, ni se puede desear algo sin al mismo tiempo temer perderlo. Si pierdo el miedo a disgustar a un amigo, entonces también perderé la alegría de verlo feliz.

Hace unos días hice un chiste. Fue un chiste sobre comerse un corderito. Y una amiga me miró y dijo algo así como "pero ¿por qué? si tu eres adorable...". Y me dolió mucho. Y se que lo dijo en broma, sin mala intención, y que no debería importarme, pero lo hizo. Y siento a veces que no debería de tener esta clase de sentimientos. Que son "infantiles". Se que no es lo que se espera de mi. Cuando ocurre siento que estoy representando un papel por que se supone que por mi edad no debería de sentirme así. O que se debe a algún trauma del pasado. Algo que a estas alturas debería de tener solucionado.

Y me gustaría decirle que lo siento, que no soy así. Que no quiero hacer chistes crueles sobre corderitos. Y que me ha dolido mucho que me mirase con esos ojos. Pero no puedo, por que se que no es lo que se espera de mi. No es esta la clase de cosas por las que la gente se disgusta. Así que cayo y me lo guardo, y de alguna manera trato de decirme que no es importante.

Yo perdí a mi madre. En teoría esa es de las cosas por las que alguien se debería de disgustar de verdad. Y seguramente se pueda asociar de alguna manera con que ahora tenga algún tipo de trauma que me haga especialmente sensible a esta clase de cosas. O que perdí parte de mi infancia y por ello soy ahora infantil. Y por ello no lo cuento. No hablo de que perdí a mi madre por que se que la gente buscará en ello una explicación a como soy. Yo también lo hago.

Pero me gustaría que pudiese ser algo independiente. Me gustaría que estos sentimientos pudiesen ser míos de verdad, y no consecuencia de mi pasado. Por que me gustan. Me gusta que me preocupen las pequeñas cosas. Me gusta disfrutar cuando me dicen que soy adorable, y disgustarme cuando me doy cuenta de que he hecho algo cruel, aunque sea poco. Se que no es lo que se espera de mi, pero es como quiero ser.

Me gusta darle importancia a las cosas que no la tienen, por que las cosas verdaderamente importantes, tanto las buenas como las malas, suceden poco en la vida. Y yo quiero sentir a diario, aunque sea infantil.

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